miércoles, 9 de enero de 2019

Desespaldado por los poscasts

Queridos tortados:

Os respondo desde mi taburete para facilitar el apuñalamiento en grupo y que este os resulte una operación incluso grata. Mi especie vive al arrastre. En realidad, lo que llamo taburete viene a ser una silla sucia sin respaldo que he acabado de adoptar hace apenas tres horas para completar el buen feng shui de la caja de cartón que me sirve las veces de vivienda cuando subo a mirar a las personas verdaderamente sociables. Como por ejemplo las que son capaces de hacer amigos para siempre a través de Fasteburro o de Buittrer. Yo sería capaz de ver Telecinco si alguna vez se sintonizara bajo el agua y poco más.




Fotografía de la sede de un típico podcast español.



En corto, no me escocían tanto los ojos después de haber escuchado un podcast sobre cOmic desde aquel programa de Tomos y grapas en el que pretendieron analizar un tebeo de Isaac Sánchez "Loulogio" sin documentarse previamente sobre su labor en el campo de la historieta; con el que evidentemente se le denigraba al querer equipararlo a la figura de un youtuber cualquiera, como si este únicamente hubiese logrado acceder al mundo editorial por su condición de famosete. Aunque de análisis de una obra no se pudiera calificar lo que hicieron, y, finalmente, tras haberme molestado en transcribir todo lo que soltaron y enviarles su lista de la compra mediante un correo electrónico, nunca se produjese la más mínima rectificación a todas las burradas que se vertieron sobre el autor y la obra que decían analizar. Y de hecho aquel programa todavía podrá ser escuchado por cualquiera como si nada. Como supongo lo será el que los tortados acabáis de dedicar a las revistas españolas sobre cOmic.
Ya es para pensarse si seguir o no escuchando podcasts en español con este panorama: en el que nadie parece ser capaz de rectificar, aun reconociendo que quizás haya podido excederse en una apreciación demasiado personal, que fue más o menos lo poco que recibí en respuesta por parte de Tomos y grapas, cuando no negarse a admitir que se equivocó al referir un dato concreto. Tal vez escudándose en la inmediatez y el tono desenfadado que parece propiciar la realización de un programa de radio en internet.  
Así que no voy a molestarme en elaborar un listado completo con todas las revistas sobre historieta que se han obviado en este último programa del podcast de Es la hora de las tortas. Los experimentos hipnóticos de erudición comiquera no van conmigo. Las revistas impresas le parecerán a alguno prescindibles hoy gracias a internet, como apuntan al menos dos al finalizar el programa, pero también lo de documentarse aunque sea de forma gratuita (y en español está fácil, aunque uno ni tenga que molestarse en contar cómo lo hace) al cotorrear sobre cOmic. Pues parece que esa labor también ha caducado para ellos.
El programa ya empezaba mal al referir a Bang! (1968) y no acordarse de Cuto (1967), poca cosa, aunque intenten sorprendernos con algo que ya debería conocer cualquiera que haya abierto un par de tebeos de superhéroes Marvel en España desde principios de los años ochenta de aquel siglo XX. Alguno se asustaría si le viese en esa foto en blanco y negro en la que sale con una atezada barba y oscuras gafas cuadradas. Que tampoco es que el conductor se moleste en comenzar ofertando alguna mínima definición de revista sobre cOmic. Por eso de delimitar una serie de características que distingan a estas publicaciones de un simple fanzine. Pero ya nunca sabremos si fue su intención distinguir entre Bang! y Cuto de esa manera, o, sencillamente, desconocía a esta última. Que no dedique ni dos minutos a Bang! excusándose en "la patata" carece de importancia. La PATATA es de mucha más compleja delimitación que el boniato: uno va alojado en el pecho y otro se lleva en la cabeza. Cosa de tubérculos. Ambos son para toda la vida, aunque uno y otro caduquen a distinto ritmo. Algunos dirán que yo no tengo ni de uno ni de otro.
Mi médico podría atestiguar que están en lo cierto. Y, no obstante, hasta un espantapájaros treintañero sin boniatos en la frente sabe de Bang! y de su aniversario. Eso o la desidia, holgazanería, desinterés, o, quizás, un instintivo e injustificado desprecio de unas personas que ciertamente ya van superando la cuarentena sin sufrir de más pesadas enfermadades que una simple y ya cotidiana jaqueca. Con mucho, tal vez un ictus superheroico que imagino resultará fácil de sobrellevar siguiendo la medicación vía previews recomendada para estos casos por la FAO.


Internet funciona gracias a personas como estas.


A nadie se le pide que sepa lo de Comics Camp, Comics In... No todo el mundo ha sufrido la desgracia de tener que comprarse tebeos con cincuenta pesetas en las montoneras de la segunda mano. Los Comix Internacional y 1984 ya los buscaban señores mayores en las librerías del arrope comiquero mucho antes de que se inventase el Chollocolección. Que entre ellos se colara un niño se lo debemos al desmadre de la OTAN sí, OTAN no. Y todavía hay información ahí que nadie ha trasladado a la internet. ¿O será mentira?
Sí, tampoco se dolerán muchos por lo poco que se dice en este podcast sobre El Wendigo y  su promotor máximo. Ni una triste radiografía. Google no sabe de las peleas de la época.
En Es la hora de las tortas no tienen en cuenta los esfuerzos de Joan Navarro si no aparece alguien en pijama como portada de una de sus publicaciones teóricas. Que a saber si eran todas revistas o unos simples fanzines con contrachapado como se estilaba en épocas anteriores al desbordamiento superheroico en los quioscos y el descuelgue pectoral de Sabrina en televisión. Sin duda su cercanía con Javier Solana ha pesado en este premeditado oscurecimiento de su figura. Para equilibrar la cosa han pasado de nombrar la revista Sunday. Pero es difícil documentarse sobre estos asuntos. O igual es cosa de Google y jamás se habían escrito juntos Sunday y cómic en internet hasta ahora. No seré yo quien pruebe a buscarlo en la Chichipedia.
De todos modos, ¿qué podría encontrar en esa revista sobre Alfonso Font o Manfred Sommer que a día de hoy no venga ya en Facebook? La letra impresa está so-bre-valo-ra-da.
Sigo sin creerme que si busco en Google por la primera revista sobre historieta editada en España vaya a encontrar algo distinto de una animación porno en bucle de gatitos. Y si sale algo, con seguridad será una noticia falsa.



Tecnología cuántica al servicio de la divulgación.
Apabullante un repaso tan pormenorizado a Neuróptica. Se ve que os habéis quedado sin tiempo para avisar del modo en que esta publicación regresa. Y en nada. Dos días o menos. Pero no sobraban segundos ni para mencionar su vinculación a cierto evento. Con solo dos horas de programa... con algo más de tiempo incluso se podría haber ido relacionando una revista con otra a través por lo menos de sus colaboradores y de los vínculos de amistad o enfrentamientos que estos mantuvieron con los distintos editores de la época. (Apuntad esta idea: programas de seis horas patrocinados por Redful. ¡Éxito o muerte!) Y así no se habría quedado fuera la revista sobre historieta Fan comics (1985). Lo mismo que El Boletín, otra rareza que nadie ha visto jamás —yo dudaría de su existencia si no fuese que gracias a uno de sus números me enteraba hace la tira de años del fallecimiento de Florenci Clavé; un autor sobre el que desborda información internet y lo que no es internet, con seguridad las puertas de los sanitarios de la Herodes Comic Con; me informan que es completamente cierto que todos los días hay entre tres y cuatro norcoreanos escribiendo reseñas de sus obras en INTERNET—,  como todas esas revistas de la Asociación Cultural Colectivo de Tebeos, y títulos tales como De Tebeos (1993), Tebeolandia (1995), Mundos de papel (1998). Ni estas dos últimas salen gratis aunque todavía se pueda intentar robar su último número en las librerías del ramo si se es valiente.
¿No os gusta Almería o qué... ¡Pues Almería existe!, lo ha certificado el primo tonto de Rajoy a través de Google maps hace apenas dos días. (Más Telecinco y menos prozac.)
Ya se explicará más adelante en qué aventajaba Bronze a Hero como para haberse incluido uno y no otro en el listado (super)cronológico(documentado) del podcast de Es la hora de las tortas. Los contenidos no serían. Lo de dejar fuera a Dolmen Europa (2008) claramente tiene cabida como licencia poética al tratarse de una revista en la que no se hablaba de historieta japonesa. Que vete tú a saber si igual no eran fascistas todos los que escribieron allí. Y a la mayoría de los aficionados españoles, ya no diré a nuestros divulgadores del vellón estadounidense, nos avergüenza que todo lo que fingimos saber sobre Oesterheld se lo debamos a una revisteja remendada con cuatro puntadas de unos señores mayores como Yellow Kid (2001). Antes muertos por una diarrea de San Chóped Liefeld que admitirlo en público. "¿¡Yellow qué..."
El repaso a los colaboradores de cada publicación y la incapacidad de distinguir entre sus distintas épocas y los formatos de las mismas es de esos detalles que me congestionan el rabanito. Tan cierto como que creo que me voy a llevar un agujero en el boniato de recuerdo de este programa. Así que prefiero quedarme con el cariño que todos compartimos por la estimable Comics scene, de la que apenas sí puedo añadir un pequeño detalle que ha quedado fuera del margen de la chuleta del conductor de esta emisión del podcast de los torteros: Starlog Comunications International, Inc. Un mantra. Solo alguien capaz de pegar su boniato a Comics scene puede apreciar las labores propagandísticas de Slumberland y Trama. O preferir hundir el hocico en una de esas dos a hacerlo en Dolmen. Estamos juntos en ello ahora que voy a lucir hasta mi muerte o desaparición un agujero en mitad del boniato.

(Interludio musical.)

" Ay bule bule, que bule, que bule,
Ay dale dale, que dale, que dale,
no me tires trikimí, ni me mires con tus clips,
porque me entra el trikitrá.

Ay bule bule, que bule, que bule,
Ay dale dale, que dale, que dale
que yo tengo el corazón
muy cerraito con llave."




De  nuevo solo puedo lamentar que este suplicio no llegue a sobrepasar las dos horas de duración. A pesar de que no se hagan largas cuando lo que uno busca es acelerar el castigo que ya supone vivir tratando de leer tebeos en un mercado clarísimamente tan diverso como el español. No obstante, experimentos como este tienen que continuar hasta que Radio 3 se hunda o se precipite. Y estimo que sería preciso que concurriese al programa muchas más veces el invitado suicida Pedro. Álgido, álgido... Lo más parecido a juntar a Cacao maravillao y las hermanas Valverde en un mismo ascensor. Todo sea por la nostalgia.
El fin del mundo necesita de gente capaz de llevar adelante un nombre así sin sufrir por ello el estigma de trabajarse el músculo en papel a la vez que en internet. (¡Qué se ha hecho de los seudónimos... solo son tebeos, todo el mundo tiene un culo...) Y quien quiera escuchar el programa que lo busque en papel si es incapaz de encontrarlo en INTERNET. De todas maneras el papel siempre estuvo sobrevalorado. Invertid en pienso para frikizoides.
Todos al metro con el teléfono como los buenos tertulianos.

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