martes, 10 de noviembre de 2015

ALPHAS. Perros lustrales

Imagino una involuntaria sesión de anatomía dentro de unos años, cuando estén por levantar el petate sobre el cual duermo y dejen al trueque mi cráneo y su estómago verán pasar evaporándose a los  personajes y series que más intensamente me han bailado la amigdala. De entre el vapor de ese huertecillo de medusas un único personaje cebado y amamantado en suelo español permanecerá colgado de mi cerebro en forma de espumeante emanación por más de un segundo:   Solo (la rata de Ñaka! Pisotón! Tajada!).

... ¿Quizás por todo un minuto?

No es poco si se tiene en cuenta que otros personajes también españoles como Tristan Karma contarán apenas con un suspiro de tribulación y desdicha al vaho de mi cocorota. Y eso gracias a que aquella serie de Beroy llegó a dar con una última vaharada asada al modelo del álbum (colección Pandora núm. 18); es mejor no imaginar qué será de otros muchísimos personajes y series de ese mismo jardín que jamás van a ser rescatados sino por el detrito de coleccionistas y lectores aficionados que gozamos arrimándonos a las calentitas montoneras del arrope comiquero y sus revistas, cuaderrnos, suplementos y libros de historietas. Los tebeos y todas sus mudas, para entendernos,  o todo aquel fungible dibujado que a la moderna y a base de insidias y perversidad documental hoy quieren vendernos como el mundo del Tebeo. Utilizando por toda base teórica el zambombazo comercial de la novela gráfica (célebre movimiento que se demuestra andando; y poco más) junto a la calderilla de la repesca de un término, el cuadernillo, comunmente utilizado hasta ahora para referirse a un modelo editorial y unos productos restringidos a un período muy concreto de la historieta española, tanto entre los propios aficionados como por parte de la crítica, que permite a nuestros sabios de la novela gráfica dejar de lado y construir un bardal alrededor de la historieta que se cocinó al fuego de los años noventa en España. Lo mismo para la Línea Laberinto de Planeta DeAgostini que los cuadernos grapados de Norma editorial, la Cúpula o Camaleón Ediciones y Dude. Así, sin reparar en obstáculos, saltando por encima de los trescientos añinados que juntaron lanzas  y escudos  en los estrechos, oscuros y pedregosos pasillos de esos siempre sospechosos locales conocidos con el nombre de librerías especializadas se ha visto huir a los sabios especialistas en el cOmic autóctono contemporáneo de autor [1]. Ya que, tal y como hemos sido instruidos según este nuevo evangelio para la nueva narrativa dibujada, los años noventa del pasado siglo de las pesetas antiguas se caracterizan por ser los años de la gran nada.
¡Je!, pues ni más ni menos que una rata ha tenido que ser el personaje que se alce en un brinco por sobre todas esas heredades de la teórica del cOmic de autor. Atravesando además no sólo el vallado de espinos con que cubrieron la ignota década historietística de los 90 sino la tapia editorial misma de la novela gráfica.
Un salto marcado por la insistencia de un creador-dibujantón, Óscar Martín, que más allá del lapidario hermetismo y retórica con que se suele abordar la cuestión del estilo en el ámbito de la historieta como arte y del historietista como individuo dotado de una impronta personal (por aquello antiguo a medio hacer de que el estilo es el hombre), ha sido capaz de utilizar su labor en trabajos de agencia como las historietas de Tom y Jerry o las adaptaciones de películas de Disney, por ejemplo, Tod y Toby, para crear un personaje y una ficción que difícilmente serían aceptados como una experiencia cultural por el pequeñito pero matón conglomerado teórico crítico de la novela gráfica [2]. Ya que los medios de expresión de Óscar Martín en Solo, o al menos así fue en su inicio, no difieren demasiado de los medios de expresión de aquellas historietas infantiles realizadas como trabajo de agencia: la violencia mucho más brutal y directa, la muerte, la sangre y el sexo y las armas, son en apariencia el único añadido (quizás reelaboración) respecto a todos los elementos y recursos empleados en los tebeos de Tom y Jerry. Mientras que de parte del discurso la extenuación del relato repetido en todas sus variantes de la persecución del ratón y el gato se prolonga en la pasión dramática de una aventura iniciática o bautismal fuertemente arquetípica, tan propicia para el desarrollo de la fantasía heroica. Que ha acabado por impregnarse de una serie de connotaciones sociales por la propia dimensión agresiva de los animales antropomorfos que habitan un mundo de ficción postapocalíptico fuertemente territorializado así como por la importancia otorgada a la violencia como sistema de adaptación más allá del individuo, raza o especie,  en suma, más allá de lo zoológico. 
Aunque ni los más de quince años de existencia del personaje ni su proyección a través de distintas líneas editoriales, o la evidencia del carisma alcanzado en todo ese tiempo por Óscar Martín entre el público lector y sus propios compañeros de profesión, han servido para ver su nombre sumado a la degollina del cOmic de autor. Si bien no deja de ser lógico que Solo no concurra en las listas de tebeos culturalmente validos, ya que, por falta de un tema sofisticado, histórico, metafísico, o sociológico, se encuentra alejado del tipo de historietas que encuentran en la introspección del autor la pregunta cursi o pedante (tonta y chata) que el sabio de la novela gráfica espera poder formular: ¿?

De fotomatón.

Yo no pregunto, muevo el rabo con: Crónicas salvajes. ALPHAS


Ya es difícil calcular la velocidad con que navega la traducción y franquicimiento de cualquier serie europea con las que uno trata de abastecer sus estanterías mensualmente como para preguntarse cuándo saldrá la próxima entrega de una colección gestada al costado malo de Europa. Aunque sea en ese ombligo dorado de las islas.
Os paso a cambio la grabación que realicé durante mi primer encuentro con este tebeo minutos antes de robar... de adquirir con acuerdo a la ley de la oferta y la demanda este libro-comic:

... Pero creo que por lo menos han debido de pasar dos años desde que compré el primer Crónicas salvajes, aquel que dibujara Raúl Moreno, bajo guión de Oscar Martín; al igual que este segundo. 
¡Ojo!, veo algo que no me gusta: se han cambiao el color de fondo de las cubiertas y el lomo, ahora cuadrado en vez de redondo,  aunque por lo menos el logotipo de la cole se mantiene igual...  Y así además por fin se van a poder distinguir desde lejos las dos coles, Crónicas salvajes e Historias caníbales. También protagonizan la ilustración de portada un montón de personajes: en plan piramide social. —Muy apropiada la ilustración; si bien menos espectacular que la anterior. Tomo nota.

¡Carambolas, guardas ilustradas en bicolor! (¡Mi tesoooro!) Un momento... ese perro es [GRAN SECRETO DEL SPOILER]
...
Que no mire, que no mire, y, ahora, en cuanto pase la vieja ZAPATILLA! CARRERA! ¿¡Camión!?
 
HOSTIAZO

Como ya apuntara más arriba mi becario, desde la serie original de nueve cuadernos con que se iniciara en 1999 (¿o 1998?) hasta su recopilación en libro por parte de Edicions de Ponent dentro de su Colección Solysombra en el año 2007, alrededor de esta rata se han levantado una nueva serie y dos cabeceras: Solo. Los supervivientes del caos, que publica también Edicions de Ponent (Colección Crepúsculo) y justo viene de concluir el mes pasado con la publicación de su tercer y último número, Solo. Historias caníbales, y Solo. Crónicas salvajes, ambas lanzadas bajo el estandarte de Ominiky Ediciones y con dos entregas cada una en su haber hasta la fecha. Si bien ya asoman por la tapia del fasteburro del editor imágenes de un tercer álbum de Historias caníbales: álbumes en cartoné preñados de historias cortas no siempre protagonizadas por Solo, aunque también.  Dibujadas y guionizadas por distintos artistazos, por el propio padre de la peluda criaturilla, o mitad y mitad, así como es esto, guión de Óscar Martín y dibujos de algún alucinante "desconocido". Todas sus historietas son creadas con un claro propósito pedagogizante mediante el que crisparles la frente al lector viejo y al lector que esta por hacerse a ese nuevo mundo, siempre ambientadas en el universo ideado por Óscar Martín: acción, humor, aventura y las mismas ejemplares dosis de tristeza que ha hecho conocida Solo. Mundo caníbal. La serie original a la que por fuerza de la brevedad de las historias parecen remitir mayoritariamente los autores en estas antologías rateras, junto a algunas entrañables vidas familiares más avecindadas a la crónica de Solo. Los supervivientes del caos. Donde Óscar Martín desarrolló más ampliamente la catastrofe del mundo apocalíptico habitado por Solo así como la biografía de este personaje.
Solo. Crónicas salvajes, colección a la que pertenece Alphas, tebeo que he comenzado a reseñar cuatrocientas líneas más abajo —"No desespere señor Peabody, ya falta  menos."—, tira de monográfico: historietas largas con un final cerrado (conclusivo) y guionizadas por el propio dibujantón para lucimiento de alguno de los galeotes enrolados a la plantilla de Historias caníbales. Raúl Moreno, primero, y, ahora, Juan Álvarez. Los dibujantes que vinieron de dentro de...
Historietas ni siquiera protagonizadas por Solo, pero de las que de una u otra manera este acaba por formar parte al servir como excusa y premisa fundamental la idea de las vidas cruzadas. En esencia, al menos hasta esta entrega, en la que se recurre a una nueva pirueta argumental con el regreso de un viejo personaje y un enclave míticos para la serie, pues, aunque de un modo tangencial y que muy probablemente no tenga por fin sino servir de embajada para la presentación de Solo ante un posible lector que viniera a sumarse justo aquí por primera vez a esta saga, la historia narrada en Alphas se relaciona (sin menoscabo alguno para los novatos en esto de la tebeografía canibalesca) directamente con hechos narrados  en Solo. Mundo Caníbal
Y a los que hemos podido leer Mundo caníbal, a los que hemos compartido incluso el mismo repelus por el recuerdo del papel reciclado, sus antetítulos "EL CÓMIC DEL PRÓXIMO MILENIO" y "REVISTA PARA ADULTOS Y NIÑOS MAYORES", o las secciones de correo de los lectores tan especiales de aquellos comicbooquerones que lo iniciaron todo, esas últimas páginas de este Alphas... ¡Bufff!, flota un niño con hocico y manitas de perro allí.  

El otro nombre en portada.

A la barriga de ese enorme arrecife flotante de la historieta española que es Óscar Martín viene agarrado Juan Álvarez, quien ya se ocupara con cierta deslumbrante osadía de contarnos el origen de los solitarios dentro de la colección gemela Historias caníbales en una breve historieta que ya forma parte de la saga de Solo. Y que desde ahora podrá o no servir como motivo para futuras historias, incluso siendo alterada por otros autores si así se desea y es menester, pero que hoy sirve para dar cohesión a este universo ficcional y acercarnos además un poco a los lectores a ese modo de hacer de la historieta que yo no he visto pasar por mis carnes más que  con los tebeos de superhéroes, a través de Forum, Zinco, Panini, ECC, se entiende. Donde cualquier autor puede tener la suerte de ganarse su propia peana enjoyada y el recuerdo más cariñoso entre los aficionados con su aportación siquiera puntual a un personaje.
En Alphas, además, Juan Álvarez no sólo no malogra ese su acierto de haber ampliado el imaginario de Óscar Martin precisamente con un relato legendario que se aprovechaba del viso de fantasía heroica con que se han enmarcado algunos de los mejores episodios y estampas del personaje, sino que aprovecha la mayor amplitud de este trabajo para dilatar los cuadros de lucha por medio de secuencias en las que los planos seleccionados viñeta a viñeta abastecen un frenesí violento en el que el oportunismo, la suerte y la desesperación vienen a guarnecer el siempre apelante heroísmo de un género tan propicio para los autores españoles. Heroísmo que, aún cargado de amargura u horror, a veces también reflejo de cierta impotencia que armoniza al protagonista  con un mundo decaído donde  toda representación del orden y cualquier victoria se acaban demostrando siempre efímeros, emparentan a Solo con la realeza de personajes y autores que han acompañado al género desde su origen. No hay más que recordar la portada del segundo de los cuadernos publicados en 1998 cuyo motivo remitía a Frank Frazetta y su verticalizante ilustración The destroyer que el mismo Óscar Martín acabó por retomar en una historieta para la primera entrega de la colección Historias caníbales, titulada Solo es historia, ya despojada de cualquier atisbo de comicidad.
Y aunque la fantasía heroica no resuma la totalidad del universo de ficción creado por Óscar Martín, la derrota a orillas de este género es mucho más que recurrente, constituyendo desde su viaje original una temática cuyos afectos y lealtades impregnan a personajes y ambientaciones. Sin duda a ésta entrega su escenografía mediante grandes encuadres y detallados dibujos cuando la nobleza y la épica se vuelven más solemnes, o más amplios los escenarios, conduciéndose de forma impactante para ir desarticulando estas figuras de heroísmo a gran velocidad al sustituirse la furia inicial por el delirio enloquecido de espadazos, mordiscos y colisiones, en el que mejor se mueve Juan Álvarez, según afirma el guionista en el prólogo a la obra y así se ha expuesto durante su promoción por medio de las varias páginas que uno puede encontrar por la internete. En gran parte la finalidad de las muestras (págs. 46-51 del álbum) que he podido encontrar en la tapia del fasteburro de la editorial es mostrar la naturalidad con la que se desenvuelve aquí el dibujante cuando la diagramación o abocetado de la página presentado por el guionista, dibujante e historietista durante la mayor parte de su trayectoria profesional, recordemos, no están definidos más que argumentalmente:

"Su dibujo es minucioso, perfeccionista, en ocasiones una mezcla de naif y underground. Una combinación a priori imposible y que él saca adelante con éxito. Juan Álvarez siempre supero mis expectativas, tanto siguiendo un story garabateado por mí en forma de guión, como cuando toma las riendas para dibujar esas maravillosas coreografías de personajes matándose a espada y puñal. El resultado es este "ALPHAS", una historia de corte shakesperianoque de la mano de Juan Álvarez llega a una desacostumbrada intensidad."

Recomiendo no desaprovechar esas muestras, ya que cuando se exhibe una previa de cualquier tebeo por lo habitual esta simplemente suele ser o tacaña o muy torpe en la elección de páginas, mientras que el muestrario promocional de Ominiky Ediciones detona casi un acto completo de la historia que, por fortuna, contra lo acostumbrado tampoco se corresponde con el inicio de la obra.





































Así, siguiendo la estructura cicloide de la serie a través de sus diferentes cabeceras, está segunda entrega de la colección Crónicas salvajes se desliga del contraste que en el álbum anterior proporcionaba el cruce de unos personajes pertenecientes a especies distintas en lucha por la supervivencia en que consiste la más elemental búsqueda de alimento otorgando de nuevo el protagonismo a un único individuo. A un líder, de ahí el título Alphas, en cuyo trayecto heroico van a confluir las vidas del resto de personajes.
Origen es el nombre de ese paladín, perro descastado hijo del antiguo líder del clan cuya convivencia en la manada fuera o dentro del poblado da ocasión a reyertas de tipo competitivo con su primo, pues la posición de privilegio de este último como futuro heredero peligra por la simple existencia de Origen. Ya que entre los perros la soberanía moral y la nobleza son en cierta manera rasgos biológicos intrínsecos a la especie y todas sus destrezas y habilidades guerreras un reflejo de estas actitudes que Óscar Martín resumiera en las fichas dispuestas a modo de separación entre capítulos de los cuadernos originales, que luego fueron recogidas en un apéndice del recopilatorio Mundo caníbal. En efecto, el sentido figurado juega un papel fundamental en la caracterización de los animales del universo de Solo por razones de identificación tan transparentes que dan en imaginar que si hasta la gran catástrofe el perro fue el mejor amigo del hombre será entonces la especie más cercana al ser humano, en su más alta y antigua aspiración. Pero la fisonomía de los individuos dentro de una misma especie se suaviza o acrecenta en determinados rasgos escogidos por los dibujantes de la saga en forma totalmente adjetivable. Corrigiendo los parentescos conceptuales y proporcionando al lector múltiples datos o convenciones que en esta aventura hacen de Origen un héroe y de su primo Deseo un personaje abyecto. Pues su agresividad no responde a ningún impulso predatorio verdadero, y ni siquiera biológico, sino a una morbida aspiración de dominación también humana en alto grado.
El padre de Origen murió precisamente durante una batalla que estuvo muy lejos de guiarse por el comportamiento agresivo de tipo selectivo que los seguidores de la saga ya hemos tenido ocasión de apreciar, sin ir más lejos, durante la anterior entrega de esta colección,  sino más bien por  el ánimo belicoso y más violento de su hermano Montaña. Que desde entonces pasó a reinar como miembro alpha del clan, sin apaciguarse por ello sus ansias de dominio; y de hecho, pretendiendo todavía extender el territorio del clan mediante la unión entre su primogénito Deseo y la hija de otro jefe de un poblado vecino. Lo que motivará toda "una historia de corte shakesperiano", como  la describe el guionero, al ser esta hembra la enamorada del protagonista.
Las consecuencias se deducen lógicamente, aunque en realidad la sutura familiar se desanude de forma más intrincada de lo que el resumen argumental sugiere hasta aquí. Por medio de una estructura temporal incisa que deriva de un desbaste de la apoteosis heroica en el que esta es interrumpida al transformarse en una demanda clamorosa que parece responder a las inquietudes del lectoespectador. Quien aún antes de conocer su nombre sabe que el héroe Origen no va a lograr purificar por la espada un pasado que lo alcanza en la primera página y que se retrotae sin provisión de reservas por muchas más a una crónica no muy atrás pero mucho más extensa de la que quizás el héroe no llegará a imaginar que una estrella insegura tiemble apartando mientras cae por lo menos una menuda mortaja de la sombra de esa montaña, que será amada tras la muerte como el lienzo de un despojo lustral por el más olvidado de los cazadores, receptor del legado familiar [3].
Pues está muy bien esto, ¿no?

Óscar Martín (izquierda) y Juan Álvarez (derecha)


Efectivamente, el guionista, en otras ocasiones historietista, dibujantón, en cualquier caso, nos la ha vuelto a jugar increíblemente a quienes ya conocíamos sus cartas. En eso va el oficio y la penitencia, dicen.
Por lo menos tuvimos mientras duró la lectura nuestra ración de mutadas criaturas ogrescas, gatones, hordas famélicas, híbridos humanos centauros de la arena, y una tristeza como en pocos tebeos puede encontrarse.
Contactos extraespecíficos entre perros, osos, humanos, hasta un mapache, y nuevos peldaños tan caros para la reflexión sobre la violencia que algún día en próximas entregas de la saga de Solo nos regalarán el homenaje de un Clastres o un Johnson dando nombre a personajes secundarios. Porque, no lo olvidemos, la lección que atraviesa lado a lado el mundo construido alrededor de esta rata podría ser —tomando a Clastres— la capacidad guerrera como una condición que conduciría a la libertad  (más o menos, ¡eh!; que no tengo el libro). Aunque yo prefiero regodearme en la tristeza cíclica y la alienación triunfal de una purificación improbable por la hoja del cuchillo, el frenesí comilón bachelardiano; o un cosmos frenético en el que la civilización se revela como el más cruel y primitivo mortero de destinos, donde la restricción voluntaria de cierto orden alimenticio es ya una elección filosófica profunda.
Y sí, este es más o menos mi voto para los premios de Expocómic esta temporada.
Un tarado, un voto [4].

SUPER-NOTAS a un super no sé qué.

1 Poromponpon Poromponporompompero pero pero. Poromponporompompero pero pero. Poromponporompompon

2 Compañeros aficionados, señores blogueros, el aglomerado nos está arrebatando nuestro papel de entusiastas estúpidos.

3 Ya ha vuelto a liarla otra vez el becario. ¡Y encima nos ha hecho spoiler... ¡Gruuu!

4 "Al que diga que sólo son tebeos me lo como a mordisquitos."

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