jueves, 12 de noviembre de 2020

El Faszine, una revista entre el autor y el lector


"¡El bien y el mal no paran!"
Padre Mundina.

Al degradarse la realidad, últimamente algunos editores se dan al atrevimiento de lanzar contra el escaparate de la historieta española uno de aquellos artilugios periódicos que se decían gastados y parecían haberse perdido muy al fondo de los bonitos bargueños de IKEA en que todo buen coleccionista archiva esos tebeos codiciadísmos que no pueden confiarse a las manos virósicas de niños, ancianos, u otros competidores del oficio del coleccionismo. Peligrosos son estos muebles de los secretos llenos de veneno y maldiciones que pueden caer sobre aquellos que osan rebuscar en sus cajoncillos sin el consentimiento del coleccionista. Seguramente toda la gente desfigurada y esos compradores a los que parece les falta algún dedo con los que uno se encuentra de tanto en tanto a la puerta de la librería especializada fueron más allá de lo que la amistad entre aficionados a la historieta puede tolerar. Pero esa crónica forma parte de una tradición mucho más amplia en la que no nos interesa profundizar por ahora, la verdad que ningún divulgador o periodista cultural se ha atrevido a contar al resto del mundo: las personas, hombres, mujeres y monstruos, que han adquirido el hábito del consumo de tebeos a una edad temprana envejecen mucho más prematuramente que los chimpances de los laboratorios Revlon. De ahí este reverdecer de las revistas de historietas como medio de posesión de un público lector cuya edad media de todos modos ya se va aproximando a la de los catadores de palulú o pastillas de regaliz. Cacamuc, Yamivoi, Amarraco, Cthurru, Sextorias, A chancleta de Schrödinger, Panceta manga, Darlín, Postres Mash... [1] Y ahora también Ominiky ediciones se ha decidido a dar un paso atrás desentendiéndose de las medidas de higiene y salud con que el espíritu de la novela gráfica bendijo a la historieta española contemporánea y a sus vasallos durante algo más de una década.
Pero veamos unas diapositivas cedidas por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Cultura de España que de una vez por todas puedan desalentar el consumo de tebeos entre un público ocasional antes de entrar a valorar el último lanzamiento de Ominiky ediciones para ese otro público de desahuciados seguidores de Anticristos:

Mona de 36 años rescatada.
Otaku prepúber en rehabilitación.

 

 

 

 

 

 

 

Comparativa del mapa 3D de la red neuronal antes y después de caer en el consumo de tebeos.


Bajo el dominio y licencia de Satán, o sea, inspirados por daimones como Roca, Toutain, Berenguer, o Rafael Martínez, nos llega una nueva revista titulada: El Faszine.   

El Faszine solo es un evento más con el que retroalimentar el mercado del cómic al que tanto le cuesta abrirse al público en general. Al igual que la mayoría de editoriales tienen en su catálogo un continuo remake de clásicos que apelan a la nostalgia y que penalizan una y otra vez los bolsillos de los mismos formados lectores para hacer caja, nosotros también hurgaremos un poco más en esa herida. Aunque en El Faszine también te mostraremos el talento de autores desconocidos o casi, dándoles la voz que difícilmente podrían tener en los formatos actuales. También te ilustraremos enseñándote cosas que ocurren en la trastienda del día a día de los artesanos del TBO y que pocas veces puedes ver. En un mercado donde gran parte de los consumidores sois expertos del medio que disfrutáis (a pesar de ser bastante mal tratados), en estas páginas hablaremos de los entresijos de los profesionales del sector y de esta manera haremos de ti, como consumidor, un experto. Un perito del medio. Ya no queda nicho para otra cosa. Normalmente puedes leer o ver lo que hay después del trabajo hecho, el producto en sí o su promoción, pero poco sabemos de lo que ha ocurrido antes o de lo que se quedó a medias y jamás llegó a verse. Y ya para terminar, apelando a esa nostalgia, iremos atrás en el tiempo y veremos cosas de las que ya nadie se acuerda o que pasaron completamente desapercibidas en su día, lo que podríamos llamar curiosidades eso sí, intentaremos siempre documentarlas como toca y si no se puede certificar habrá que joderse. Aparte tenemos relatos, opinión... Si nos hemos explicado mal, pasa, lee y lo entenderás.

(Editorial del primer número de esta nueva revista.) 

La postura con que desde el editorial se encara un espectáculo de tan escasas expectativas como pueda suponer la producción de material original para el mercado español no difiere del que Ominiky ediciones viene proponiendo a través de su catálogo desde 2011. Ya sea en correspondencia a su línea de artbooks, ya sea bajo un cálculo estrictamente tebeístico, la apuesta por nuevos valores y jóvenes dibujantes distingue a esta editorial balear. Y todo apunta a que la autoría del grueso de las historietas que se publicarán en El Faszine va a corresponder con ese tipo de objetivación acerca de las tensiones creativas que encuentra en los autores debutantes, o aquellos no del todo introducidos en el campo profesional, el nivel de espontaneidad que creadores más curtidos tras años de experiencia en el medio parecieran alcanzar solo mediante ejercicio y disciplina aun contando con una destreza y competencias técnicas a veces muy superiores. Si bien este no es el único motivo de interés para el aficionado, pues desde la redacción faszinera apuntan también a la hueste celestial de dibujantones españoles. Gracias a unas gruesas lentes y un potentísimo zoom capaz de enfocar historietas por largo tiempo olvidadas, obras tal vez primerizas de autores que hoy ejecutan sus poderes angélicos en esferas superiores de la profesión, tales como los EE. UU. o todas esas patrias francobelgas de imprecisa ubicación para un oregonés. ¡Y ya no digamos para un masachusetano!

Juventud, desdorado tesoro,
¡ya me pinchas para no volver!
Cuando quiero dibujar, no dibujo
y a veces dibujo sin querer

La fama y las riquezas mundanas cosechadas tras su participación en colecciones surgidas a raíz del éxito de la saga de Solo, como Historias caníbales y Crónicas salvajes, no parecen haber enrejado al dibujante madrileño Juan Álvarez en torno a esa soga de desconfianza hacia la historieta corta que parece conducir los designios del medio a nivel global. Con su palo y su zanahoria de doscientas páginas y el resto de constantes que aseguran la inclusión de un tebeo en cualquier currículo escolar sin incomodarse por los abscesos y llagas de las córneas de estudiantes y docentes. Muy al contrario, Juan Álvarez no falta a su papel de verdugo de inapetentes con su contribución a este número de El Faszine entregando una historieta de género negro que escapa a las polaridades absolutas. Una historia lacerante y cruel focalizada en uno de esos protagonistas liminales, inusual y ridículo paladín a una última bala de la realidad, que aparecen siempre al borde de un sacrificio insatisfactorio situando al resto de personajes entre la indiferencia y la destructividad. Todo se os aclararía si os decidieseis a leerla de una vez. Solo así uno puede saborear la fuerza y energía con que el historietista usa el color en favor de la narrativa, junto a las sombras, yendo más allá de la simple composición de un escenario. De un modo justo y nada artificioso acierta a encajar la figura del protagonista por cada una de las viñetas acompasando la relevancia del personaje a la narración en primera persona y a la continuidad de las escenas según se va desarrollando el conflicto y aumenta la tensión. El dibujo resulta tan bien estructurado como el que le recordamos de obras anteriores. Al igual que la composición de página y los ángulos y perspectivas con que consigue conjuntar una narrativa visual que facilite la lectura sin renunciar a otro tipo de complejidades y recursos interesantes como los que exhibió ilustrando el ábum Alphas junto a Oscar Martín. Recursos que quizás en una historieta breve de ocho páginas se muestran con una reciedumbre aun mayor, como combinar distintos ritmos comprimiendo o avivando las acciones; desde la terrible y agobiante situación inicial del protagonista a punto de suicidarse al giro impensado que provoca la aparición de los personajes secundarios y ese final sobrecogedor que acaba por desencantar la identidad heroica de un simple cobarde. Recursos como esos iconos "enfrascados" en sus globos de texto a modo de sencillos sensogramas. O la profusión de planos y viñetas detalle que detonan en un políptico abrumador saturado de onomatopeyas, que por esta vez no se centra en la acción desaforada como ocurría en la famosa secuencia del asalto de las sabandijas perteneciente al álbum Alphas, y remite a una situación mental.

Sección Cómic: Hoy no es el primer día del resto de tu vida.
 

Suburbian 52 es la otra historieta como de estreno (o casi) que nos entrega este número uno de la revista de Ominiky, en realidad, se trataría de una serie creación del dibujante Miguel Lara Rodríguez. A la que el editor ha decidido otorgar cierta relevancia haciendo que sea el propio autor quien nos la presente mediante una pequeña introducción:

[...] "Soy aficionado al grafiti y he realizado algunos por afición y otros por encargo. En los ratos libres aproveché para realizar esta historia que tienes en tus manos. Tratando de romper con las normas preestablecidas en el cómic y la animación, y en definitiva, con la manera de contar la historia. Como proyecto de animación comencé a elaborar los storyboards con el siguiente razonamiento: Es una historia surgida del subconsciente. Quería que fuera un guión como la vida misma, y nadie escribe el guión de tu vida antes de que la vivas, ¿no?... [...] Una visión del mundo más allá del mismo mundo. Pretendo hacer las cosas de manera original y diferente, y que la mano se note, desafiando a la pulcritud mecánica del photoshop.

Las veintitres páginas de que consta esta primera entrega de Suburbian 52 no desmienten ninguno de los aspectos que Miguel Lara reivindica en su presentación: un dibujo que puede provocar extrañeza tanto como reforzar la carga expresiva de un entorno que se desea delirante. Más una colorización sombría, que podría corresponder con el transfondo del relato, pero sin duda provoca un contraste indeseable con unas cartelas y globos de textos descuidados que acaban por dificultar la lectura y ni siquiera encajan en ese tipo de expresión anárquica y efusiva que pretende conferir el dibujante al resto de elementos dentro la composición general de las páginas de esta historieta. Cuya extensión todavía imprecisa desaconseja realizar cualquier apreciación demasiado tajante acerca de los que pudieran ser posibles méritos o probables defectos. El relato en sí parece inclinarse hacia a las aventuras insólitas y argumentos y personajes imprevisibles en torno a un mundo paralelo entre onírico y absurdo en el que ya se nos habría presentado a sus hipotéticos protagonistas. Un reducido grupo de personajes envueltos en una espesa ciudad entre los que parece comenzar a definirse a su protagonista principal, Trash. Veremos cómo se conduce la serie en próximas entregas y hasta dónde es capaz de llegar un historietista que por lo menos no economiza en la dinámica de sus personajes intentando alcanzar cierto virtuosismo, carácter y estilo ya desde su primera aparición.

Sección Rookie: Suburbian 52.


En blando busqué a la princesa
que roncaba mustia de esperar.
La silla es dura. Doliosa y pesa.
¡Ya no hay princesa que dibujar!

El sector más desgastado de los aficionados sin duda experimentará gracias a El Faszine una jubilosa reexperiencia de amamantamiento comiquero mientras escudriña aquellas otras secciones dedicadas a revisar las credenciales de autores entre veteranos y... ¿¡achacosos!? Bueno, dejémoslo en autores con una larga trayectoria a sus espaldas.
Muestra de ello es la primera interviú realizada para El Faszine, donde tiene su cita el Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Ominiky Oscar Martín. Sección ampliamente ilustrada, que ocupa cuatro páginas de las sesenta y cuatro de que consta esta publicación, con consideraciones interesantes acerca del mercado de la historieta, los eventos y el papel de los aficionados y las redes sociales, amén de sus inicios en el medio o sus preferencias en torno a uno u otro método de trabajo. Vale la pena echarle un vistazo:

—¿Crees que en España había mejores dibujantes a finales de los 70 y principios de los 80 o ahora?

—Yo creo que el nivel general era superior. Pero tampoco creo que lo que se pudiera hacer entonces pudiera funcionar ahora. Por lo tanto en mi opinión ahora se hace lo que reclama el público y aquel estilo tan técnico ahora se ve desfasado, a los jóvenes aun reconociendo la calidad de aquellos trabajos, no les atrae gráficamente, pero ojo, la industria todavía vive en gran parte de la generación que compraba aquellos cómics y seguía a aquellos autores. Que la "industria" en España siga funcionando se lo tenemos que agradecer a aquellos autores. Veremos si las nuevas generaciones de dibujantes y guionistas son capaces actualmente de aglutinar tal número de compradores que perdure en el tiempo.

Dentro del apartado "Recuerdos comiqueros", sección de enorme atractivo desde la que se nos brindará una ofrenda periódica ejemplo de la inocencia incontaminada de algún autor de prestigio, podemos encontrar una rara historieta realizada (con vistas a su publicación en la revista Rambla de Luis García) por Oscar Martín  en 1984. En un registro realista opuesto al que luego acabaría por consagrarle como uno de los dibujantes españoles mejor capacitados para ilustrar un horóscopo chino que, por ejemplo, se quisiera desternillante o de una bizarría violentamente animada. La historieta, titulada Pesadillas: "Evasión", se acompaña además de un texto escrito por el propio dibujante mediante el que se contextualiza esta breve obra de tres páginas de extensión. Un acompañamiento que también recibe otra historieta perteneciente a esta misma sección, y originalmente publicada por Pasqual Ferry en la revista de historietas H-Dios-O a mediados de los años ochenta (¡del siglo pasado!), si bien del breve texto que nos conduce a leer las dos páginas en blanco y negro que completan esta historia humorística se ocupa el también dibujante Tha Josep August Tharrats Pascual, autor presente en el catálogo de artbooks de Ominiky ediciones. Con estas dos matusalénicas historias se completaría el contenido estrictamente historietístico de El Faszine
Otras secciones textuales son igualmente diversas, entremezclando opinión, documentación histórica, y también creación. Del lado de esta última cae el cuento de horror obra de Álvaro Prieto, que ilustra Jesús C. Can, Mi cámara lo capturó todo. En "Fanart, ¿homenaje?", Morpheo (?) entrega un artículo divulgativo más que de opinión, pero útil a la hora de presentar una modalidad de ilustraciones que, gracias o por culpa de internet y las redes sociales, ya no se restringe como solía al entorno de los aficionados a la historieta o al dibujo. Una especie de microuniverso de límites y actores cada vez más imprecisos que este artículo ayuda a reconocer; aunque nunca sepamos quién pueda ser el tal Morpheo. Dentro de una archivología comiquera y testimonial puede encuadrarse la sección "Descartes", dedicada al dibujante Sergio Sandoval, en la que él mismo comenta tres páginas de una historieta de muestra realizada sobre las franquicias Alien y Predator para la editorial estadounidense Dark Horse, sobre el año 1998. Situándonos ante un ejemplo moderno de sufrimiento humano como el que alcanza a todos los dibujantes en uno u otro momento, esto es, el del rechazo metódico y puntilloso. 

 
  
Opinión: Fanart, ¿homenaje?

  

Descartes: Sergio Sandoval / Muestras para Dark Horse (1998).

Los seguidores de Anticristos préndidos del deseo de la carne de tebeo tienen en esta revista una oportunidad de sumarse a una nueva colección desde el número uno.¡La condena será eterna! Una revista que alcanza a algo más que publicar historietas gracias al añadido de otras pestes naturales relativas al medio, como son las entrevistas y artículos. Especialmente, esos documentos a modo de rescate que pueden animar la voluntad del atormentado coleccionista o sorprender a quien sin ser lector tan viejo decida entregar su alma y seis euros al librero. Y lo vale, por lo menos los seis euros. El Faszine posee las medidas apropiadas para su costodia y guarda en uno de nuestros bargueños de diseño sueco, a semejanza de un comicbooquerón o cuaderno grapado de los usuales, junto a una fina y discreta labor de diseño y diagramación que facilitan una lectura activa pero sosegada como la que no conseguiríamos leyendo Dolmen o Comicmanía. No hay más que fijarse en las portadas, incluso atreverse  a compararla con una revista de historietas de trayectoria algo mayor como Planeta manga a la que tanto le ha costado lograr que su título fuera identificable y que la labor de sus ilustradores luciera adecuadamente en las cubiertas. Será que el trabajo aquí realizado por Ominiky no es independiente del resto de sus líneas de edición: si sus tebeos se caracterizan por una edición gráfica cuidadosa a la vez que resultan ecónomicos, con sus artbooks han desmostrado una atención por los profesionales de la ilustración y el arte conceptual poco corriente. Y la versión de Tank Girl dibujada por David Benzal para la portada de este número uno de El Faszine, o las innumerables ilustraciones de otros autores con que se acompaña, dan ejemplo de ello. 
Satanail, Sammael, Semyaza o Ismael, ya le han pasado por la cara un ejemplar a los condenados que tienen a su cargo. Estando en el negocio del sufrimiento del coleccionismo saben también algo más, un aviso importante que sirve tanto para el futuro como para el pasado y han reservado para nuestra gacetilla:

Como en la historia de algunas otras publicaciones periódicas, el nombre de El Faszine fue utilizado por sus editores con anterioridad a nuestro período apocalíptico para presentar un lanzamiento especial. Un tebeo de difusión restringida a unas pocas librerías que también pudo haberse adquirido en el Mercado del dibujo y la ilustración del festival Mazoka de Vitoria durante diciembre de 2019. El mismo pareció consistir en algún tipo de cuaderno dedicado a la serie Suburbian 52, cuya portada habría exhibido por vez primera el nombre de la revista junto a la indicación de su particular numeración. Aunque de todos modos no habría contenido material alguno que no podamos disfrutar ahora en este número que recientemente se ha distribuido a nivel nacional de la mano de SD Distribuciones; cuya salida seguramente en un inicio debió de haberse programado para febrero o marzo de 2020, quedando forzosamente postergada al igual que el lanzamiento de otras tantas novedades editoriales próximas a la promulgación del estado de alarma y la crisis del coronavirus COVID-19. No importa, mayor que lo racional es la llamada del mal. Y los aficionados más viscerales no descansarán hasta hacerse con el que ellos seguramente pasarán a considerar un número de prueba, esto es, un verdadero trofeo dentro del mundo del coleccionismo. ¡El cero absoluto de la creación!

ATENCIÓN: el número dos de El Faszine contendrá una historieta completa de sesenta y cuatro páginas, la reedición de un antiguo éxito de Oscar Martín ahora a precio de chanquete.


"¡Puto dibujante de mierda! Grrr..."

 
[1] A nuestros amigos de los weblogs no les resultará imposible descubrir los auténticos títulos de todas estas revistas de historietas, aquí machaconamente alterados por una voluntad superior, como es costumbre entre nuestros reporteros pese a que las estadísticas internas de Blogger sugieran que solo dos de cada tres de nuestros usuarios llegan a apreciarlo en alguna que otra ocasión (y apenas sí habremos llegado a esa cifra máxima de tres lectores por semana durante algún apagón de Wordpress), nombres que de todos modos la dirección de esta gacetilla bloguera no va a dejar de facilitar a esos otros cientos de miles de millones de lectores ocasionales de graphic novella y graphic novelette, y a un público cultivado en general, que a diario nos consultan sus dudas colmándonos de regalos y alabanzas por nuestra actitud misionera y redentora en pos de una incondicional y fanática exaltación de la cosa o cOmic: Camacuc, Xabiroi, Amaníaco, Cthullu, Sextories, A viñeta de Schrödinger, Planeta manga, Lardín, Monster Mash, así se titulan y la culpa no es nuestra pese a todo.
 
P.D. Rubén Darío pasó por aquí.

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